A Chejov se le considera uno de los maestros del cuento. Escritor Ruso y Dramaturgo, sigue la corriente naturalista y es considerado uno de los maestros del cuento corto junto a Kafka. En sus propias palabras definía a la literatura como su amante, algo que realizaba con pasión y que sirvió de modelo para otros grandes autores modernos como Cortazar, Capote, Hemingway, James Joyce, Murakami, Tennesse Williams o Italo Calvino.
Luces uno de sus cuentos, fue publicado en 1888 en el mismo año publicaría “El oso” y “Una propuesta de matrimonio” ambas obras de un solo acto.
En Luces se nos narra una historia tan antigua como el mundo, no hay un principio ni un final ( esta es una de las grandes aportaciones de Chejov al cuento moderno) sino mas bien un peso enorme del suceso.
Los personajes son un Doctor, un Ingeniero y un estudiante, la casualidad les hace conocerse en un pueblo en el que están construyendo las vías del ferrocarril.
La historia es narrada partiendo de estos tres personajes, que realizan preguntas que dejan colgadas en el aire sin dar una respuesta clara a las mismas, así mismo lo afirma uno de los personajes al final del cuento: “ .. no me llevaba conmigo ni una sola respuesta…”
Su técnica virtuosa del monologo hace a Luces una obra maestra del discurso donde se plantean problemas morales y ancestrales, ¿de donde venimos? ¿A donde vamos? ¿Quienes somos? Los personajes oscilan entre el patetismo, la indiferencia y el anhelo de ser. Parecen aburridos, imperfectos, sumidos en estados melancólicos y depresivos, otras decididos, aun cuando se vislumbra el error en ello, ridículamente instalados en una seguridad que nos provoca jocosidad; Chejov nos permite observarlos de lejos, reconocernos en ellos, amarlos y odiarlos. El tiempo en el relato se introduce de una manera diferente, aunque la arquitectura de su narración no deja de ser clásica, introduce elementos de apariencia prescindibles, pero que generan un ambiente, esencial para la narración y comprensión del texto.
El tiempo es un proceso desinteresado en rellenar los huecos que el lector pretende alcanzar a cerrar a lo largo de la lectura. Chejov no pretende dar lecciones de moral, los asuntos tratados en Luces son corrientes, casi insulsos, lo que de verdad interesa es la realidad.
Rápidamente nos involucramos en la historia siendo conducidos como en un tren,
(Valga la metáfora de las vías del tren para el motivo del cuento) deseamos conocer los porqués de estos personajes que Chejov nos va presentando de fuera hacia dentro. Sus descripciones son casi como una autopsia (Chejov era de profesión Doctor, como el protagonista) Sus descripciones nos prestan a imaginar el físico de los personajes hasta su forma de pensar y actuar. La descripción objetiva y subjetiva de los personajes las pone en voces de otros personajes para dar a conocer lo que somos ante el mundo, es decir, lo que cada uno es con respecto al mundo, lo que trasmitimos.
La figura de la mujer aparece a mitad del relato, una mujer diferente al hombre, en la que no entra a describir tan profundamente como los tres personajes principales masculinos, las mujeres como el contrapunto sentimental a todo el desarrollo argumental racional de los tres hombres que discuten sobre el sentido de la vida, el sentido de sentir y que nadie nunca conozca esos sentimientos, el sentirse solo ante un mar de niebla ( ayudándome de la figura Friedrich) nada tiene sentido si vamos a morir, nadie recordará nuestros actos ( como con los Filisteos) así lo afirma el personaje mas joven de los tres, que es el que a su vez se acerca a la mujer en el relato, al amor y al sexo; y sin embargo solo se siente miedo y ganas de huir ante esta situación del posible amor.
No hay respuestas, solo destellos de esas luces que somos nosotros mismos, luces que quieren decir algo que tiemblan en la vista de la noche. En palabras del propio Chejov:
“un artista no ha de dar respuestas, sino solo realizar preguntas” Obliga al lector a entrar en actividad, discernir u obviar de las opiniones de los personajes en referencia a temas absolutos, obliga a tener una actitud concreta ante el relato: el lector de Luces ha de entender que no solo ha de leer sino “escuchar” dejarse llevar por una continuidad de acción sin perderse en los detalles del pasado y ¿no es eso mas que saber vivir la propia vida?
Luces uno de sus cuentos, fue publicado en 1888 en el mismo año publicaría “El oso” y “Una propuesta de matrimonio” ambas obras de un solo acto.
En Luces se nos narra una historia tan antigua como el mundo, no hay un principio ni un final ( esta es una de las grandes aportaciones de Chejov al cuento moderno) sino mas bien un peso enorme del suceso.
Los personajes son un Doctor, un Ingeniero y un estudiante, la casualidad les hace conocerse en un pueblo en el que están construyendo las vías del ferrocarril.
La historia es narrada partiendo de estos tres personajes, que realizan preguntas que dejan colgadas en el aire sin dar una respuesta clara a las mismas, así mismo lo afirma uno de los personajes al final del cuento: “ .. no me llevaba conmigo ni una sola respuesta…”
Su técnica virtuosa del monologo hace a Luces una obra maestra del discurso donde se plantean problemas morales y ancestrales, ¿de donde venimos? ¿A donde vamos? ¿Quienes somos? Los personajes oscilan entre el patetismo, la indiferencia y el anhelo de ser. Parecen aburridos, imperfectos, sumidos en estados melancólicos y depresivos, otras decididos, aun cuando se vislumbra el error en ello, ridículamente instalados en una seguridad que nos provoca jocosidad; Chejov nos permite observarlos de lejos, reconocernos en ellos, amarlos y odiarlos. El tiempo en el relato se introduce de una manera diferente, aunque la arquitectura de su narración no deja de ser clásica, introduce elementos de apariencia prescindibles, pero que generan un ambiente, esencial para la narración y comprensión del texto.
El tiempo es un proceso desinteresado en rellenar los huecos que el lector pretende alcanzar a cerrar a lo largo de la lectura. Chejov no pretende dar lecciones de moral, los asuntos tratados en Luces son corrientes, casi insulsos, lo que de verdad interesa es la realidad.
Rápidamente nos involucramos en la historia siendo conducidos como en un tren,
(Valga la metáfora de las vías del tren para el motivo del cuento) deseamos conocer los porqués de estos personajes que Chejov nos va presentando de fuera hacia dentro. Sus descripciones son casi como una autopsia (Chejov era de profesión Doctor, como el protagonista) Sus descripciones nos prestan a imaginar el físico de los personajes hasta su forma de pensar y actuar. La descripción objetiva y subjetiva de los personajes las pone en voces de otros personajes para dar a conocer lo que somos ante el mundo, es decir, lo que cada uno es con respecto al mundo, lo que trasmitimos.
La figura de la mujer aparece a mitad del relato, una mujer diferente al hombre, en la que no entra a describir tan profundamente como los tres personajes principales masculinos, las mujeres como el contrapunto sentimental a todo el desarrollo argumental racional de los tres hombres que discuten sobre el sentido de la vida, el sentido de sentir y que nadie nunca conozca esos sentimientos, el sentirse solo ante un mar de niebla ( ayudándome de la figura Friedrich) nada tiene sentido si vamos a morir, nadie recordará nuestros actos ( como con los Filisteos) así lo afirma el personaje mas joven de los tres, que es el que a su vez se acerca a la mujer en el relato, al amor y al sexo; y sin embargo solo se siente miedo y ganas de huir ante esta situación del posible amor.
No hay respuestas, solo destellos de esas luces que somos nosotros mismos, luces que quieren decir algo que tiemblan en la vista de la noche. En palabras del propio Chejov:
“un artista no ha de dar respuestas, sino solo realizar preguntas” Obliga al lector a entrar en actividad, discernir u obviar de las opiniones de los personajes en referencia a temas absolutos, obliga a tener una actitud concreta ante el relato: el lector de Luces ha de entender que no solo ha de leer sino “escuchar” dejarse llevar por una continuidad de acción sin perderse en los detalles del pasado y ¿no es eso mas que saber vivir la propia vida?
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