La obra 'Arte', de Yasmina Reza, vuelve a Madrid con un nuevo reparto y nuevas fuerzas.
Javier Martín, Quique San Francisco y Vicente Romero son dirigidos por Gabriel Olivares, en este viaje al entendimiento de nuestra sociedad y su arte, en el Teatro Maravillas.(c/ manuela malaña. Madrid)
Arte es una pregunta, una enorme interrogación sobre un escenario minimal. Esa pregunta es una constante en nuestro tiempo ¿y eso es arte? a lo que siempre le sigue la eterna frase: ¡Si eso lo hago yo!
En el fondo la pregunta es ¿quienes somos? Todo arte es representación de su momento, y si no somos capaces de comprender el arte que se realiza en el nuestro, ¿que estamos haciendo mal? Sería como no reconocer nuestra figura ante un espejo.
Arte nos proporciona una triple visión ante el mundo del arte, tres visiones diferentes del ¿Quién somos? y nuestra postura ante las cosas cotidianas y frente a los demás que nos rodean. La obra aun siendo una interrogación constante, no ofrece respuestas como en los cuentos de Chejov, los tres personajes acaban por hacer lo que tienen que hacer, sin abandonar su postura, sin dar un paso a tras realmente en lo que son.
El cuadro.
Toda la trama de la historia gira entorno a un cuadro, Sergio, ha comprado uno por 50 mil euros, un cuadro que en definitiva es blanco. Su mejor amigo, Marcos, piensa que ha perdido el juicio e intenta hacerle ver que se ha vuelto totalmente loco. El tercer personaje Iván, amigos de los dos, es un hombre cargado de tópicos y sin embargo, es el que parece dar más luz sobre todos los comentarios llenos de retórica y reflexión de los otros dos personajes. ¿Existe una manera correcta de apreciar el arte?
El arte contemporáneo tras los años 50 siempre ha sido provocador, las referencias a Rothko sin inevitables, los paisajes de la mente que pintara el artista norteamericano en forma de monocromos y de todos ellos, el cuadro negro, son un referente a la hora de enfrentarnos en Arte ante este cuadro blanco. La mente como un creador de formas y conceptos que nos hacen odiar y amar una obra, como si se tratara de algo personal, algo que nos atañe a nosotros mismos, porque es nuestro propio reflejo.
El mundo del arte como un mundo viciado, donde el arte se coloca en un segundo lugar y en el que acabamos por entrar al trapo y la pasividad ante las obras de este tipo de difícil comprensión, son los tres pilares básicos a la hora de retratar en la obra, lo que sucede en la sociedad con respecto al arte contemporáneo desde hace mas de 50 años.
Además que la obra este escrita por una mujer y conducida por tres personajes masculinos no es mas que otro guiño al mundo actual y al mundo del arte sobre todo donde las mujeres siguen estando a la sombra.
Con este cuadro como hilo conductor, llegamos a conocer a los tres personajes y sus enrevesadas historias personales. Los actores son excelentes; Kike San Francisco reluce como siempre con su personal forma de actuar que por otro lado es una atracción para el público a la hora de decidir ir a ver la obra. Javier Martín salta de la televisión para darnos a conocer su faceta interpretativa que no esta nada mal, el papel le hace sentir cómodo, y destacaré la actuación de Vicente Romero que hace un papel excelente, el menos conocido de los actores y sin embargo, el que mas llega al espectador, haciendo reír y emocionar.
Las personas están por delante y por encima de todo, así el tema fundamental al final de la obra son las relaciones personales. Como diría Julio Cesar “¿Qué playas son estas, de que mares?” Preguntarnos del dónde venimos, a dónde vamos es puramente humano como lo es reír y llorar, y eso es lo que Arte consigue del espectador.
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