Me gustaría que me recordaran como la persona que tuvo la buena fe de poner un grano de arena en la sensibilización de la gente y en a la cultura de mi país (Cataluña)
(Antoni Tàpies)
Justamente ayer, reflexionaba sobre el Arte. De esa manera inocente en la que siempre sucede. La noticia del cuadro de Cézanne, vendido por 250 millones de dólares, superaba al de Picasso, suscitaba entre mi grupo del café la crítica hacia el precio del arte. Una nueva defensa del “Eso lo hago Yo” fue:
Con la de máquinas que existen hoy día, seguro que se puede hacer una réplica exacta de ese y cualquier obra, ¿para qué pagar tanto? …
La muerte de Tàpies horas más tarde llegaba a mi Twitter (@CheiberRoll). El que rescató las Vanguardias en nuestro país tras la Guerra Civil, y ayer nos dejaba huérfanos para siempre. El último de los “grandes” se fue apagando en los últimos meses hasta llegar a la muerte, esa que tantas veces había recreado, experimentado y reflejado en materias y figuras dentro de su obra. La muerte siempre presente. El dolor y la rabia experimentada tras el sufrimiento del periodo de guerra, le hizo abandonar los pinceles para rasgar los lienzos con espátulas y cuchillos.
Tras su primera gran exposición, su obra fue admirada por los expresionistas abstractos, sobre todo por Motherwell, lo que le consagró como un pintor relevante para siempre en la historia del Arte. Los abstractos Geométricos (Miró) los anteriores a la generación de Tàpies, experimentarían con los colores más puros, lo que le hizo indagar en la creación de colores distintos dentro de su obra. “Las generaciones se cansan de lo anterior y rebuscan para indagar en nuevas formas de creación”. Los símbolos también son importantes en su obra, La cruz, (con peso en la tradición Occidental y Oriental) Una cruz que veremos repetida tantas veces en su obra que como decía él:
“Es un símbolo de lo que es la vida en realidad.”
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