La compañía Agarráte Catalina, es arrabalera y nocturna. Bocas de poetas y acordes de callejuelas. "Agarráte Catalina, que vienen curvas" de este dicho popular toman el nombre esta agrupación Uruguaya fundada en el 2ooo, de mano de Los hermanos Cardozo, y de manera trepidante se ha convertido en una princesa sencilla.
Esta cooperativa da al público sin esperar nada a cambio, pero reciben aplausos sobre aplausos y sonrisas. Nos trasportan sobre el mar y mucho más allá a las calles de un Montevideo querido (aunque muchos como yo, no lo conozcamos). Sus voces y gestos carnavelescos saben a viejo puerto y madera de vinos nobles. La forma que eligen para narrar la vida es cantando. Así reza una de sus más famosas canciones hablando de la ciudad a la que cada uno pertenece"...solo me pide que al volver vuelva cantando..."
Así llegaron este verano al Teatro de la Latina, llegaron y se fueron cantando, y llenando de sonrisa a los paisanos que venían al teatro emocionados de verlos de cerca, y a los que no los conocían ni a ellos ni a la Murga como género, descubriéndonos felizmente, un universo tan lejano y cercano (La murga toma en sus orígenes a las comparsas y chirigotas típicas de Cádiz transformándose con diversas influencias y con el tiempo en un género propio)
El espectáculo te hace vibrar en la butaca y sentirte parte de una cultura a la de repente sientes cercana. De esta forma, la actuación de la Catalina se convierte en una hermana, en una madre para el espectador. El vestuario y maquillaje propios del carnaval, pronto se olvidan en escena y se convierte en algo atemporal que habla de cosas sencillas con pasión y una sonrisa para las cosas terribles; porque todo y todos tienen cabida en la Catalina. El espectáculo se nos plantea de una manera sencilla, dos guitarras, dos percusiones y unos platillos acompañan a las voces y bailes de este grupo de cantantes maravillosos y con una gran carga emotiva. Si algo reluce en ellos, no es la purpurina, sino los sentimientos.
Si usted se lo perdió, les recomiendo estar atentos a su próxima visita, no les defraudarán.
Les harán querer subir a ese camión del que hablan en su despedida, ese camión que se va portando en el los sueños.
Reirán y se emocionarán con estos chicos divinos y cercanos que le ponen el corazón a cada golpe de tambor, a cada cuerda de la guitarra, a cada una de las palabras.